¿QUÉ ES LA TIERRA?
Para empezar, ¿qué es la tierra? La tierra es una mezcla de minerales, organismos vivos y muertos (materiales orgánicos), aire y agua. Estos cuatro ingredientes reaccionan entre sí de forma asombrosa, haciendo de la tierra uno de los recursos naturales más dinámicos e importantes de nuestro planeta y el medio perfecto para que tus plantas estén sanas, sean felices y crezcan.
La tierra no sólo mantiene las plantas firmemente en el suelo, sino que también proporciona todos los nutrientes esenciales para que las plantas crezcan y prosperen. La salud de la planta está directamente relacionada con la calidad de la tierra. Por lo tanto, es crucial e importante elegir el tipo de tierra adecuado para las plantas que deseas cultivar.
Hemos elaborado una lista de 5 cosas en las que debes fijarte a la hora de elegir la tierra para tus plantas.
1. ESTRUCTURA
La estructura de la tierra se define por la forma en que se ensamblan las partículas individuales de arena, limo y arcilla. Están cementadas o unidas por procesos físicos, químicos y biológicos.
Algunos de ellos son el proceso biológico de cementación de las partículas del suelo mediante el humus, los pegamentos orgánicos creados por los hongos y las bacterias que descomponen la materia orgánica y los polímeros y azúcares excretados por las raíces. Las raíces y la materia orgánica son, por tanto, elementos esenciales de la estructura de la tierra.
Los beneficios de una buena estructura del suelo para el crecimiento de las plantas incluyen: la reducción de la erosión debido a la mayor resistencia de los agregados de la tierra, la mejora de la penetración de las raíces y el acceso a la humedad y los nutrientes en la tierra, la mejora de los brotes debido a la reducción de la formación de costras en la superficie y la mayor infiltración, retención y disponibilidad de agua.
La estructura de la tierra se clasifica principalmente por el grado (grado de agregación), la clase (tamaño medio) y el tipo de agregados (forma). La forma, el tamaño y la resistencia de los agregados determinan la estructura de los poros y la facilidad con la que el aire, el agua y las raíces se mueven por la tierra. Los diferentes tipos de agregados de la tierra son:
Granular: más común en la superficie de la tierra, ofrece el mayor espacio de poros de cualquier estructura.
De bloque: se encuentra en suelos con exceso de sodio, que destruye la estructura del suelo, permitiendo poco movimiento de aire y agua.
Columnar: se encuentra en suelos con exceso de sodio. El agua circula con mayor dificultad y el drenaje es deficiente.
Laminar: suele encontrarse en suelos que han sido objeto de lixiviación o compactación por parte de animales o maquinaria. Tiende a impedir el movimiento descendente del agua y las raíces de las plantas a través del suelo.
Masivo: menor cantidad de espacio poroso, común en suelos compactados.
La tierra con estructura granular tiene una serie de ventajas para el crecimiento de sus plantas: retiene bien el agua y los nutrientes, ofrece un buen drenaje y una buena aireación, lo que permite un buen desarrollo del sistema radicular de sus plantas. La estructura granular también resiste la erosión y la compactación y permite una buena actividad biológica en la tierra.
TIPOS DE TIERRA
Hay tres tipos principales de tierra: arena, arcilla y limo. Estas tierras rara vez tienen una estructura ideal. Pueden mejorarse añadiendo nutrientes o mezclando tierras. Las tierras arenosas, arcillosas y limosas se benefician de la adición frecuente de materia orgánica en forma de compost o estiércol compostado.
La tierra de turba: este tipo de tierra es de naturaleza ácida y, por tanto, cuando se combina con materia orgánica y compost, ofrece innumerables beneficios para el crecimiento de las plantas.
La tierra arcillosa: es naturalmente pegajosa y se endurece cuando se seca. Deja pasar poca agua, por lo que debe mezclarse regularmente con materia orgánica o arena.
La tierra calcárea: suele ser poco profunda, pedregosa y de drenaje libre. La materia orgánica añadida puede descomponerse rápidamente, por lo que es difícil mantenerlos fértiles. Para mejorar y potenciar la trabajabilidad de esta tierra, se suele añadir humus.
En el caso de las tierras arenosas, es mejor hacerlo a principios de la primavera, ya que trabajar las tierras arenosas en otoño favorece la erosión. La adición de basalto a esta tierra también puede mejorar la retención de agua y minerales. Para las arcillas y las tierras limosas, la adición de materia orgánica es mejor a finales de otoño. Las tierras arcillosas mal drenadas también pueden verse favorecidas por la adición de arena. Las tierras arcillosas pueden ser muy ricas en sodio, lo que impide que las partículas minerales formen agregados. El sodio aglutina la tierra, impidiendo una buena circulación del agua y del aire. La estructura de las tierras con alto contenido en sodio puede mejorarse añadiendo yeso (si el pH es neutro o alcalino) o cal (si el pH es ácido).
Además de los principales tipos de tierra, también hay otros tipos que puedes elegir en función de las necesidades de tus plantas:
HUMUS
Los microorganismos de la tierra descomponen la materia orgánica, liberando rápidamente los nutrientes (mineralización) y formando humus, un proceso llamado humificación. La materia orgánica se descompone para formar un material marrón oscuro con olor a tierra y se llama humus. El humus se mineraliza a su vez, aunque de forma muy lenta. Esto hace que pequeñas cantidades de nutrientes estén disponibles para las plantas durante mucho tiempo.
Consejos para mejorar o mantener la estructura de la tierra:
- Añade regularmente materia orgánica, como abono o estiércol compostado.
- Fomentar la actividad biológica en la tierra.
- Corregir el pH según sea necesario.
- Evita trabajar demasiado la tierra. Trabaja la tierra con una azada o remuévela ligeramente.
- Utiliza material como turba o mantillo para favorecer la retención de agua.
- Evita el uso de sodio.
2. CAPACIDAD DE ALMACENAMIENTO DE AGUA
Las plantas requieren acceso al agua para crecer. La capacidad de almacenamiento de agua del suelo (SWS) se define como la cantidad total de agua que puede almacenarse en la tierra dentro de la zona radicular de la planta. La capacidad de almacenamiento depende tanto de la textura del suelo como de la materia orgánica.
En cuanto a la textura de la tierra, las estructuras formadas por partículas de menor tamaño, como el limo y la arcilla, tienen una mayor superficie. Cuanto mayor es la superficie, más fácil es que la tierra retenga el agua, por lo que tiene una mayor capacidad de retención de agua. La arena, en cambio, tiene partículas de gran tamaño, lo que se traduce en una superficie menor. Por lo tanto, la capacidad de retención de agua de la arena es baja.
La materia orgánica en la tierra es otro factor que puede ayudar a aumentar la capacidad de retención de agua. La materia orgánica es un material en descomposición procedente de un organismo vivo y tiene un magnetismo natural hacia el agua. Aumenta la fertilidad de la tierra al proporcionar una reserva de nutrientes para las plantas como el nitrógeno (N) y el fósforo (P). Por ello, la cantidad de materia orgánica y la fertilidad de la tierra están significativamente correlacionadas.
3. NUTRIENTES
La tierra es una de las principales fuentes de nutrientes que necesitan las plantas para crecer. Los tres nutrientes principales son el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el potasio (K). Juntos forman el trío conocido como NPK. Otros nutrientes importantes para las plantas son el calcio, el magnesio y el azufre. Las plantas también necesitan pequeñas cantidades de hierro, manganeso, zinc, cobre, boro y molibdeno, conocidos como oligoelementos porque la planta sólo los necesita en cantidades mínimas.
NPK
El nitrógeno es un elemento clave para el crecimiento de las plantas. Se encuentra en todas las células vegetales, en las proteínas vegetales, en las enzimas y en la clorofila. El fósforo ayuda a transferir la energía de la luz solar a las plantas, estimula el crecimiento temprano de las raíces y las plantas y acelera la madurez. El potasio aumenta el vigor y la resistencia a las enfermedades de las plantas, ayuda a formar y mover almidones, azúcares y aceites en las plantas, y puede mejorar la calidad de la fruta.
CALCIO
El calcio es esencial para la salud de las raíces de la planta, el crecimiento de nuevas raíces y los pelos de la raíz. El calcio también contribuye al desarrollo de las hojas.
MAGNESIO
El magnesio es un componente clave de la clorofila, el material que da el color verde a las plantas, y es vital para la fotosíntesis. Las carencias de magnesio se dan sobre todo en las tierras arenosas y ácidas de las zonas de alta pluviosidad. Un exceso de potasio también puede producir una carencia de magnesio. Esto es algo que hay que tener en cuenta cuando se cultivan plantas que utilizan mucho potasio, como los plátanos.
AZUFRE
El azufre es un componente de los aminoácidos de las proteínas vegetales y participa en los procesos de producción de energía en las plantas. También es responsable de muchos compuestos de sabor y olor en las plantas, como el aroma de las cebollas y las coles. La deficiencia de azufre no debería ser un problema en tierras con alto contenido de materia orgánica, pero se lixivia fácilmente.
4. VALOR DE PH
La tierra puede ser naturalmente ácida o alcalina, y esto puede medirse analizando su valor de pH. Tener el pH correcto es importante para un crecimiento saludable de las plantas.
Cuanto más abono toma una planta, más ácido libera, bajando el valor del pH en el medio. Si el medio es ácido desde el principio, o si utilizamos una abundancia de productos que disminuyen el pH (si utilizamos demasiado abono o correctores de pH como pH minus o plus), el nivel de pH puede bajar hasta el nivel del ácido dentro de la raíz, haciendo que la planta no pueda deshacerse del excedente de ácido y deje de tomar abono.
Una planta que está en una maceta durante meses, de repente puede debilitarse y enraizar mal. Entonces, lo más probable es que haya un exceso de ácido en la tierra y la planta no pueda crecer sanamente. Esto se debe a que los nutrientes, aunque estén presentes en abundancia, no pueden ser absorbidos. En lugar de añadir abono, puedes aclarar o sustituir la tierra y administrar sólo suplementos para las raíces que sean pobres en contenido de sal, hasta que las plantas vuelvan a crecer considerablemente.
TIERRA ÁCIDA
El desarrollo de tierras fuertemente ácidas (con un pH inferior a 5,5) puede dar lugar a un mal crecimiento de las plantas como consecuencia de uno o varios de los siguientes factores: - toxicidad del aluminio - toxicidad del manganeso - deficiencia de calcio - deficiencia de magnesio - niveles bajos de nutrientes vegetales esenciales como el fósforo y el molibdeno
TIERRA ALCALINA
La tierra alcalina, en cambio, puede tener problemas de carencia de nutrientes como el zinc, el cobre, el boro y el manganeso. Las tierras con un ph extremadamente alcalino (superior a 9) también son propensas a tener altos niveles de sodio. Un valor de ph ligeramente ácido en el medio, entre 5,8 y 6,2, es ideal para garantizar una absorción desinhibida del abono.
5. VALOR DE CONDUCTANCIA ELÉCTRICA (VALOR EC)
La conductividad eléctrica del suelo ( EC ) es una medida de la cantidad de sales en la tierra, también llamada salinidad del suelo. Por lo tanto, una alta concentración de sal en el medio vegetal equivale a un alto valor de EC. Un exceso de sal provoca estrés debido a la selección de sal que consume energía, y un valor de conductividad bajo provoca estrés debido a la falta de nutrientes. Las plantas jóvenes con pocas raíces prefieren menos sales que las plantas más viejas, especialmente cerca del final de la floración. No existe un valor de conductancia claro que sea aconsejable para las plantas, ya que éstas pueden acostumbrarse a un nivel alto o bajo. Sin embargo, un valor de conductancia entre 0,5 y 1,8 mS/cm es aceptable. Por supuesto, este nivel puede ser mayor durante la floración.
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